Monday 1 December 2008

Critical Mass

He asistido a la Critical Mass dos veces. Una en verano y otra en otoño (que parece invierno).
La critical mass es como una ciclovia a la malas. Un montón de bicicleteros se reúnen para dar paseos por la ciudad sin rumbo ni ruta fija, hacer ruido, reír y por algunos instantes sentirse los reyes del camino. Cuando asistí en verano había mucha gente y para controlar a las masas la policía se involucro para demarcar el camino, lo cual va en contra del encuentro ya que la ruta no debe ser planeada; esto hizo que mucha gente se enfadara ya que su mini protesta en contra del sistema estaba siendo saboteada.
Algo que he notado de esta marcha pacifica es que los vehículos se tornan agresivos contra las bicicletas, en parte los conductores tienen razón ya que los ciclistas se toman el camino y no respetan los semáforos aprovechandose de que no hay persona que quiera atropellar a 20 bicicletas de un solo golpe (de pronto si la hay pero afortunadamente no se atreven) generando asi un nivel de agresividad muy innecesario. Generalmente se ven taxistas con pasajeros adentro tirandole el carro a cualquier desprevenido que vaya pedaleando, solo para poder girar 180 grados y recordar todos los familiares del ciclista mientras lo hace.
Creo también que los participantes se ponen agresivos ya que una vez al mes pueden hacer que los carros paren su frenética búsqueda de velocidad, dandoles un sentimiento de poder y superioridad, respaldados por centenares de hippies dispuestos a pelear con cualquier conductor que se pase de listo.
Realmente es una experiencia fascinante, poder pasear con tranquilidad por todas aquellas avenidas que tienen bastante trafico 24 horas al día, descubrir nuevas calles que traen consigo gemas arquitectónicas, conocer y ver gente con sus distintas bicicletas, pintas, música y carisma.
Y del publico general? pues ellos lo ven como algo raro que esta pasando, sacan sus cámaras fotográficas y se vislumbran muchos relámpagos de flash. Nunca faltan los grupos ignorantes que lo ven como una idiotez sin ni siquiera tratar de entender de que se trata. El mismo viernes pasado había un grupo de italianos con una actitud muy italiana* que empezaron a gritar con todo pulmón y en coro "cuesti inglesi sono una merda, cuesti inglesi sono una merda". Cuando me quede mirándolos fijamente cesaron su himno y con cara de yo-no-fui pretendieron preguntarme cosas sobre el evento.
Como me fastidia este tipo de camaradería.

*Opinión personal basada en innumerables encuentros en distintos lugares del mundo.

1 comment:

Anonymous said...

Una experiencia deliciosa para vivirla, pero bueno, creo que nunca la viviré, soy malísima en la cicla.

Besitos decembrinos!